No hay tele. Y tampoco radio. El único sonido que se escucha en Finca La Raya es el de los pajarillos y el de las ranas que campan a sus anchas cerca del estanque, junto al inmenso y vigilante aguacatero antillano. Para descubrir este pequeño hotel de grandes sensaciones, situado en el sureste de Tenerife, hay que llegar al barrio de La Hoya, en Güímar, hasta encontrarlo erguido entre árboles de frutas tan exóticas como la pomarrosa o la pitanga, que dan nombre a sus habitaciones.