Es territorio ‘relaxed’, solo apto para los necesitados de altas dosis de tranquilidad y de las sensacionales vistas que brinda un mar rompiente. El hotel rural Costa Salada, en el noreste de Tenerife, es esa casa en la costa que todo el mundo quisiera tener, donde las tensiones se alejan a base de paseos entre plataneras y siestas en la piscina. Solo frente al mar, su fachada tostada, adornada con un porche de piedra y balcones verdes, se asoma al litoral de Tejina. Un retiro sereno para olvidarse del mundo.