Tras dejar atrás varias casitas terreras, y siempre en ascenso, la carretera que atraviesa Güímar llega hasta el portón de madera del Hotel rural Villa Ariadna, una gran casa amarilla, perfecta para vivir unos días excepcionales, solos, con amigos o familia, pero siempre con una tranquilidad absoluta. Situado en el sureste de Tenerife, este hotelito de seis habitaciones se hizo para el descanso, para tumbarse a leer al sol junto a la fuente de su porche, refrescarse en su piscina cubierta o hacer una barbacoa en el jardín.